Cada 8 de diciembre, aquellos que profesan el cristianismo, desempolvan los elementos necesarios para armar el arbolito de Navidad, un ritual que aún continúa uniendo a las familias y que marca el inicio de un proceso que acaba, en la mayoría de los casos, el 6 de enero del año siguiente cuando, tras la llegada de los Reyes Magos, se desarma el arbolito.
En este artículo de Todo Sobre La Navidad explicaremos cómo surge esta tradición y por qué se utiliza un pino decorado para acompañar la celebración de la Navidad. El árbol de Navidad tuvo su origen con la llegada de los primeros cristianos a Europa, los que se encontraron con que los habitantes locales celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, con la decoración de un árbol de hojas perennes en una fecha cercana a la Navidad cristiana. Esta planta simbolizaba el Universo, denominado Yggdrasil.
Como una más de las acciones de evangelización, los cristianos tomaron esta idea pero le cambiaron totalmente el significado. Según estiman los historiadores, fue San Bonifacio (680-754) quien en Alemania tomó un hacha, cortó uno de los árboles que representaba al Yggdrasil, y plantó en su lugar un pino. Como era perenne, simbolizó con él el amor de Dios, y lo adornó con manzanas (que representaban el pecado original y las tentaciones) y velas (“la luz de Jesucristo como luz del mundo”). Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos. Después se agregó la tradición de poner regalos para los niños bajo el árbol, enviados por los Reyes Magos, Olentzero o Papá Noel dependiendo de la leyenda de la región donde se encuentre.
Se cree que el primer Árbol de Navidad, como lo conocemos en la actualidad, se armó en Alemania en 1605. Desde allí, se expandió al resto de Europa. A España llegó, según los historiadores, en 1870, de la mano de la rusa Sofía Troubetzkoy, ex cuñada de Napoleón Bonaparte y casada en segundas nupcias con un aristócrata español, Pepe Osorio, el Gran Duque de Sesto, uno de los mayores promotores de la Restauración borbónica que permitió a Alfonso XII reinar. Por ello, parece ser que la primera vez que se colocó un árbol navideño en España fue en Madrid, durante las Navidades del año 1870, en el desaparecido palacio de dichos nobles, el palacio de Alcañices, ubicado en el Paseo del Prado.