Hablando de cafés, mi favorito invariablemente es el latte. ¿Por qué? Porque tiene más leche y menos espuma que un capuccino.
El café ayuda a los que duermen poco y sueñan mucho. (Anónimo)
Latte significa en italiano “leche”. Recientemente, me di a la tarea de probar lattes en diferentes cafeterías con el objetivo de encontrar alguno que fuera de mi entera satisfacción.
De la planta del cafeto se desprende esta bebida que se obtiene al mezclar granos tostados de café con agua caliente. Su popularidad se debe básicamente a que la cafeína, base de su composición, actúa sobre el sistema nervioso central creando adicción.
Perteneciente al 55% de la población consumidora de café diariamente, sentí la necesidad de conocer qué café estoy consumiendo y cuál prefiero. Después concluir las visitas, contra la estadística, llegué al ranking siguiente:
Número 1. El café latte que preparan en Café Punta del Cielo, por su aroma a tabaco y un sabor suave con cierto toque achocolatado que me sonreía, me sorprendió por su carácter tan individual, y la generosidad inocente en mi estómago.
Todos los demás cafés sin excepción, incluidos los de marcas conocidas y preferidas por la mayoría que ofrecen conveniencia o experiencias, quedaron fuera de mi predilección. La razón principal es que, al momento de intentar compaginarlos con mi dieta diaria, me causaron irritación o acidez en algún momento después de la ingesta y ofrecieron un final corto.
Por lo antes expuesto, mi café de la vida cotidiana es Punta del Cielo, aunque lamentablemente, la sucursal más cercana en mi ruta diaria está a veinte minutos de camino, pero merece la pena el esfuerzo.
Y a ti, ¿qué café te gusta más?