Mapimí es un pueblo del estado mexicano de Durango, ubicado en la Comarca Lagunera, da su nombre a la zona desértica denominada Bolsón de Mapimí y es cabecera del municipio del mismo nombre. El año del 2010 fue inscrita por la UNESCO en el Patrimonio Cultural de la Humanidad. Bajo el título de Camino Real de Tierra Adentro, la distinción se otorgó debido a su aporte cultural y arquitectónico e histórico. También Mapimí lleva el nombramiento de Pueblo Mágico debido a su historia, gastronomía y oferta turística.
Durante el siglo XVI, los españoles desarrollaron varias expediciones al norte del país, un territorio hasta entonces desconocido, tratando de hallar las legendarias ciudades de oro Quivira y Cíbola. Curiosamente, aun cuando estas míticas urbes nunca fueron halladas, estos viajes sirvieron para encontrar grandes yacimientos de metales preciosos. Esto fue la pauta para la aparición del Camino de la Plata y motivó la aparición de pueblos como Mineral de Santiago de Mapimí en Durango.
La existencia de Mapimí se desarrolló durante cuatro siglos en torno a la mina de Ojuela. La arquitectura del pueblo, durante el siglo XVII, fue elegante y fastuosa. Justo en la entrada de la veta apareció el pequeño poblado de Ojuela, mismo que atrajo a aventureros, buscadores de fortuna y comerciantes. Tanta fue su fama que es mencionado en poemas, leyendas y corridos. El monumental Puente de Ojuela, todavía despierta admiración por la excelencia de su ingeniería.
El turismo es la actividad económica preponderante. Y para ello se vale de su inmenso patrimonio histórico y silvestre, puesto que se localiza en el corazón de la Reserva de la Biosfera Bolsón de Mapimí, un área natural de enorme belleza y relevancia para la preservación de diversos ecosistemas de la región.
El centro histórico de este pueblo duranguense, destaca por su noble antigüedad: más de 400 años de historia que nos dejan contemplar las maravillas de esta comunidad minera. La admirable arquitectura de los siglos XVII y XVIII se hace patente en el edificio que fuera sede del Departamento de Comercio, así como también, el del Servicio Postal.
La Mina de Ojuela es uno de los atractivos principales: tiene 450 kilómetros de túneles y se constituyó en su momento, en el crisol del pueblo. Allí se extraían cobre, plata y oro y hoy atesora, raros y fascinantes minerales. Quienes recorren el lugar, reciben la orientación de un guía especializado, quien usa una lámpara de aceite para recorrer los oscuros túneles. Al final del recorrido se puede observar a una mula momificada y varias de las herramientas que se utilizaban en esa mina, hace siglos.
Ojuela es un pueblo fantasma que impresiona por su soledad y su ambiente silencioso. Esta pequeña comunidad llegó a tener tres mil moradores y contaba con su teatro, iglesia, casino y sistema de agua potable. Se localiza en lo más alto de un cerro, junto al puente colgante. Una vez que las minas se inundaron, fue abandonado definitivamente. Para quienes gusten de fotografiar lugares misteriosos y notables, Ojuela es una oportunidad.
Otro punto a visitar es el Puente de Ojuela que tiene 318 metros de largo por dos de ancho y se levanta sobre una hondura de 110 metros. Se ha instalado una tirolesa a un costado del puente para así lanzarse por sobre la cañada en una experiencia única para los turistas extremos.
La mina de Ojuela tiene aspectos de gran interés para los coleccionistas. Allí se han extraído 117 especies de minerales raros y valiosos, como adamitas, paradamita, escorodita y la extraña legrandita, misma que solo ha sido hallada en Ojuela y en una lejana mina en Namibia, en el continente africano.
Fuente: Wikipedia online, zonaturistica.com, pueblosmexico.com.mx