El vino en México está viviendo transformaciones profundas y permanentes a nivel nacional e internacional: Hay un incremento en la oferta disponible (más de 4,000 etiquetas de las cuales 1,500 son españolas), mayor disponibilidad para el consumidor mediante la ampliación de canales de distribución y comercialización, una producción nacional moderada de vinos que sigue siendo inferior al importado, la necesidad de atraer nuevos mercados meta por parte de las casas productoras, y cierta saturación de etiquetas en nichos de mercado.
Según datos del Consejo Vitivinícola Mexicano, la producción de vino en México en 2012 fue de 18 millones de litros, esta producción nacional de vino representa únicamente cerca del 30% del total consumido. Según Euromonitor, el mercado del vino en México es un mercado en crecimiento, con un valor aproximado de 20 mil millones de pesos. Los consumidores mexicanos prefieren el vino tinto en un 56%, vino blanco en un 15% y espumoso en un 12%.
A pesar de que el consumo per cápita de vino en México sigue siendo muy bajo (0,75 litros per cápita), la demanda crece haciendo que las importaciones incrementen constantemente frente a un mercado con una producción nacional baja. La oferta también ha crecido en función al consumo.