El vino mexicano y su región vitivinícola están experimentado un fuerte auge a pesar de que el consumo per capita de vino en México sigue siendo muy bajo. Los mexicanos que consumen vinos tienen entre treinta y más de edad en ambos sexos, son mexicanos y mexicanas de alto nivel académico en buenas condiciones económicas, ellos beben principalmente vinos importados y solo el 40% de los vinos producidos en México son consumidos por mexicanos.
En el país existe una cantidad importante de marcas (más de dos mil etiquetas) aunque muchas son nuevas. De hechos, se estima que 33% de las etiquetas vendidas son recién incorporadas al mercado, es decir, se sustituyen rápidamente unas a otras; sin embargo, no son las empresas nacionales las que dominan este mercado. La baja potencia que poseen éstas ha sido tomada como una “oportunidad para las empresas extranjeras”, quienes son generadoras del 6% del vino que se consume en México.
El Rey Felipe II en 1595 prohíbe la siembra de nuevos viñedos en las tierras americanas por una competencia desleal con los productores de la península ibérica por que las hectáreas sembradas eran cada vez mayores que en la España peninsular, esta ley generó descontento entre los productores de las colonias americanas pero a pesar de ellos la ley solo logró reducir la producción más no el consumo.
En 1554 se inicia la elaboración de caldos con uvas cultivadas en la Nueva España. Poco a poco se fue extendiendo el cultivo de la vida principalmente hacia otros territorios novohispanos como Querétaro, Guanajuato y San Luis Potosí. El cura Miguel Hidalgo ensenó el oficio de vitivinicultor en el pueblo de Dolores, pero el virrey de la Nueva España, Francico Xavier Venegas, ordenó destruir los viñedos como un acto de agresión hacia el cura Miguel Hidalgo.
Lorenzo García el 18 de agosto de 1597 recibe la merced de tierras y funda Hacienda de San Lorenzo (Casa Madero, Valle de Parras, México). En medio de un desierto de altura con heladas invernales rodeado de manantiales y abundantes viñas nativas, Francisco de Urdiñola, marqués de Aguayo en 1593 fundó la bodega comercial más antigua del Continente Americano, gestionando su vinícola en la Hacienda de Santa María de las Parras y en el año 1626 Lorenzo García inauguró las bodegas de San Lorenzo muy cerca de la primera bodega de Uridiñola.